Cada paso en el camino a la desdicha nos
dijeron mujer..., y clavaron años de historia en nuestras manos, la fragilidad
quedo inscrita en nuestros documentos y nuestros ojos aprendieron a llorar
porque se dice mujer, vino al mundo a sufrir…
Y nos dimos cuenta que nos aplastó la
historia e iracundas pensamos que no valía la pena solo ser brujas y que no era
real el sosiego, que las amarras no eran nuestras.
Entonces parimos hijos pensantes
como balas al mundo, con la fortaleza y el dolor que lo amerita.
Nos
dimos cuenta de los artificios, los que se vuelven recurrentes y sutiles, nunca
entenderemos ni aceptaremos elocuencia en ellos.
Y nos dices mujer y nos miras a los ojos y
te ves mamando y te ves riendo otra vez como en la primera infancia, y me
pregunto si es eso lo que te asusta o los mil temores más que te persiguen.